CURA : Portada

LA MATRIZ ASTRAL I
Equipotencialidad y Armonía de las Estructuras
por Patrice Guinard
Traducción al español Nicolás Boqué

1. Astrología y Filosofías
2. El ejercicio actual de la filosofía
3. Coherencia de la Astrología
4. Los Pares zodiacales (Reversibilidad del Zodíaco)
5. Los Pares planetarios

La Matriz Astral II: Fundamentos lógicos de la matriz de Regencias
La Matriz Astral III: Geometrías Matriciales



Este texto cubre, ampliamente revisados, los capítulos 46 a 49 de mi tesis de doctorado (1993).



1. ASTROLOGÍA Y FILOSOFÍAS

"La Filosofía es el Arte (que no quiere serlo) de organizar los nombres indefinibles en combinaciones más o menos agradables o excitantes. Todo se designa bien, se simplifica, se ordena, - en el universo completo en sí de las contemplaciones verbales." ( Paul Valéry, Cahiers)

La Astrología no es "una" filosofía. No es una filosofía en medio de otras. Ella está más allá o al costado. Se opone a la filosofía como la potencialización se opone a la unificación, la ordenación al orden, la muestra (o muestración, cf. Goderoy) a la demostración, la ceresidad a la uraneidad. Cada astrólogo tiene la tendencia a percibir su disciplina a través de su lente planetaria natal : ella será de naturaleza mercuriana para Robert Cross Smith alias Raphael, jupiteriana según Zadkiel, neptuniana para Dane Rudhyar, uraniana para André Barbault, saturnina para Jean-Pierre Nicola, plutoniana para Daniel Verney, etc. Lunar en la antigua Mesopotamia, pero mercuriana en los movimientos herméticos helenísticos. ¡Todos han extraviado a Ceres! Aunque la astrología es piloteada por este minúsculo planeta, pasó desapercibida para la mayoría de los astrólogos mismos después de dos siglos. Esto dice lo que vale su facultad de percibir y experimentar. A Ceres le cabe también de maravilla el estatus de los astrólogos en la ciudad : minúsculo, si no inexistente.

La astrología entonces no es una concepción filosófica o una metafísica entre otras. Ella procede de otro modo. La filosofía organiza las entidades a partir de una referencia dada ; la astrología las reparte correlativamente en la puesta en lugar de las referencias. La filosofía unifica las entidades por el concepto ; la astrología distribuye las entidades y los conceptos en distensión de la presión de las preeminencias. Ella induce una distribución de objetos, de hombres, de funciones, de valores, conjuntamente a una estratificación de los campos de aprehensión. Los contenidos no son unificados según una perspectiva específica, mas aprehendidos a través de la repartición de las perspectivas mismas.

El cuadro es pre-constituido, y los elementos se ordenan comparativamente. Cada uno de ellos encuentra su lugar legítimo al seno del campo de investigación considerado. Sin primacía, sin concepto dominante. Lo múltiple no es reducible sino susceptible de ser distribuido y puesto en relación equipotencial. Toda referencia es relativizada, descentrada ; todo dato empírico aislado se reabsorbe en las partes de una totalidad pre estructurada. Es "más verdadera" en la medida en que el pensamiento ha pasado la prueba de su repartición. La objetivación astral coordina los registros interdependientes y elabora los modelos más o menos completos de estructuras ya adquiridas o dadas, en el seno de las cuales se escribe cada entidad según sus funciones y sus propiedades relativas. Cada cuestión es tratada según la perspectiva inherente a su naturaleza. No hay más que una ordenación global, una síntesis igualitaria de los elementos equilibrados por los aportes plurivalentes. La matriz astral soporta el flujo de las representaciones aisladas que ella articula y reevalúa simultáneamente, con el fin de que cada una ocupe su lugar en los límites que les son propios. La astrología distributiva interroga a cada entidad según su derecho a com-parecer, teniendo en cuenta a las entidades rivales o asociadas, sus composibles como los definiría Leibniz. Toda aporía puntual se resuelve en la cohesión interna del ensamble por concreción y encastre de las perspectivas.

Es así que el saber astrológico toma su lugar en el seno del conocimiento, un lugar que ella debe atribuirse a ella misma, a falta de un saber que la pudiera trascender. Ella es la culminación del saber, como Piscis, domicilio de Ceres, es el estadio último del Zodíaco. A la imagen del ternario, inscripto en el cuarto invernal, la comprensión psíquica-astral completa la explicación física por la interpretación hermenéutica. Y siguiente, la Matriz, que no es ni Cristal ni Código (cf. mi Manifiesto), constituye uno de tres soportes estructurales para el ejercicio de la filosofía. Debido a esto último no conceptualiza solamente a partir de los objetos y de los signos, también debe operar sobre los posibles.

En qué reconoce uno un filósofo? De acuerdo a su manera de operar, la cual se parece a la de Varuna, el dios enlazador armado con redes, actuando por captura (cf. Dumézil, y infra : "La mentalidad europea"). Por ejemplo el Cogito cartesiano, nodo ejemplar, madeja inevitable de la filosofía moderna: "Mientras que yo quisiera así pensar que todo era falso, se hacía necesario que yo quien lo pensara fuera alguna cosa (...) yo pienso, entonces yo existo." (Discurso del método, libro IV). El pensamiento es puesto como fenómeno; le es atribuido un sujeto ; la existencia de una consciencia es presupuesta "detrás" del sujeto ; finalmente el Yo que piensa es asimilado al Yo que enuncia el Cogito. Además son simultáneamente supuestas otras diversas oposiciones e implicaciones (pensamiento/existencia, mental/físico, duda/certeza, variabilidad/invariabilidad, pasión/acción, interioridad/exterioridad, pluralidad/unidad, inconsciente/consciente, etc.) cuya deducción representada por el ergo (entonces), no es más que una mímica, una "sensación-consciencia", un acto reflejo de afirmación de voluntad y de poder. En Descartes el ergo es el ego : es ya ego, antes mismo de operar! Resulta así que la consciencia es inmediata, unívoca, auto reflexiva y transparente a ella misma.

En la efusividad del discurso se intensifican los picos y los valles representativos que forman una jerarquía subjetiva de ideas, por la cual el "regente" subyuga las consciencias captivas. La cópula "es" tiene el poder de fijar, de inmovilizar, de ensamblar, de determinar. El lenguaje es reconstruido y el discurso es polarizado por el advenimiento, la primacía y la evidencia de conceptos dominantes, de hipóstasis, de "palabras-reinantes", cuya presencia es coextensiva al acto de afirmación del sujeto filosofante. La fuerza de un concepto, su dureza, la permanencia de su impacto, consisten en la regencia sobre una pluralidad de contextos semánticos. Lo estable toma la apariencia de lo inmutable. Un concepto conserva "su sentido" en tanto que varía su campo operatorio. Curva las zonas de intensificación en el seno de cada campo investido.

La filosofía es el lugar donde devienen comparables las realidades más disímiles, el campo de la conversión de lo incognoscible en conocido, ignorando lo concreto y lo factual. ¡Función uraniana! Se establece una puesta en unísono por la mediación del sujeto consciente, el cual ha experimentado estas realidades, ha pasado la prueba, ha devenido capaz de restituir las similitudes y las diferencias. Toda presa de consciencia filosófica pasa por la delimitación de una perspectiva particular de cara a la multiplicidad de las apariencias, por la unificación sintética de la diversidad, la jerarquización de las singularidades y la subordinación de las entidades a los imperativos del concepto. Derrida evoca tal "metafísica de la presencia", esta construcción ilusoria de un centro que vela sobre las distribuciones filosóficos. (en La escritura y la diferencia, p. 412).

Un filósofo, es un ojo ubicado en alguna parte, de preferencia en las alturas. Un ojo de águila. Una filosofía a menudo es sólo el despliegue orgánico de una idea dominante, de una visión especulativa (Schopenhauer). La energía implota en su centro, en su punto focal de exaltación. Toda "gran" filosofía es susceptible de transformar la aprehensión cognitiva y de modelar a la consciencia bajo una forma específica. Así satisface ella la unificación uraniana como la asimilación Tauro (cf. nota 1, et infra, las Dignidades astrológicas) y se aparece como una "bomba" en el universo de las representaciones mentales. La estabilidad del ego, la supremacía de la fuerza sintética, el imperativo de la voluntad y la implicación de la consciencia sostienen la organización de una óptica particular en vistas de contener el conjunto de las manifestaciones. La filosofía reina en el mundo del espíritu por el poder contenido en los actos de consciencia.

Nota 1: son Tauro 6 de 26 filósofos modernos del programa de clases Terminales en la lista de 1973, y 9 de 42 de la lista actual (Maquiavelo, Hume, Kant, Stuart Mill, Kierkegaard, Marx, Freud, Russel, Wittgenstein), alrededor del 22% y más de 2,5 veces la media. Ningún Escorpio, signo opuesto a Tauro por el centro, y sólo un Acuario, su signo complementario por el eje (cf. infra). Y así esta lista de 42 es francesa, así que parcial y sesgada, y necesitaría sin duda un saneamiento : reducida a 36, es decir conservando 13 de los 19 filósofos franceses de la lista (contra solamente 12 alemanes y austríacos), el porcentaje de filósofos Tauro se eleva a 25%, es decir un cuarto.



2. EL EJERCICIO ACTUAL DE LA FILOSOFÍA

"La filosofía se arriesga a caer al rango de una suerte de "filosof-arte" y de darse a la prostitución estética de los problemas, los métodos y el vocabulario de sus antecesores." (Claude Lévi-Strauss, El hombre nuevo, Plon, 1971, p.572).

Allí yace! Dado que lo real le importa menos que el ejercicio de la interrogación que determina las cuestiones juzgadas esenciales. La preocupación analítica y el imperativo cognitivo son las máscaras y los pretextos para imponer directivas. El objetivo especulativo precede a la investigación de los medios para llegar a ello, medios que son organizados a posteriori como método. La certeza de una eficiencia natural del pensamiento y de la capacidad del concepto a asir lo real en toda su complejidad vehicula todos los prejuicios del medio, dado que la consciencia está ya marcada por el medio. Más que la moral, la evidencia de la "luz natural" y del "buen sentido" es su verdadera Circe. El filósofo (si queda alguno), moderno o post-moderno, viene a ocuparse nada más de las cuestiones que le son dictadas por el medio, por sus colegas, por la revisión de los clásicos, por un saber académico tesaurizado. Aún peor, se vuelve sociólogo o gestor involucrado en los pequeños dramas de la modernidad, y un fregadero de la peor literatura.

Desde que Nietzsche desenmascaró a la verdad como medio para el poder, se creyó autorizado a discurrir independientemente de toda preocupación cognitiva. La nueva retórica construye la farsa épica de la historia filosófica y sostiene discursos formales y dogmáticos, igualmente vagos en su objeto que excesivamente técnicos y oscuros en su formulación, practicando con brío la logomaquia instituida como método, y la lengua de madera de la torpeza mental como disciplina. En el laxismo estilístico y en el desenfreno fraseológico, se alía a un terrorismo conceptual incluso más coercitivo que lo estrecho de su campo de investigación, o a la inversa extremadamente impreciso.

Un dualismo exclusivo se obstina de evacuar lo que su visión unilateral no podría validar. Se actualiza en una panoplia de falsas denuncias, de pequeñas revueltas enmarcadas, de indignaciones consensuales, de contestaciones esponsoreadas, de des-mistificaciones subvencionadas, de un criticismo gratuito y estéril, de esfuerzos lamentables por acceder al rol de manipulador autorizado y poderse liberar de sus servidumbres (y primero en Francia de aquellos que le hubieran marcado el camino después de su afiliación a la escuela universitaria en la edad saturnina), y de una cerrazón de espíritu a todo lo que no sirva a los intereses inmediatos, en síntesis, a un "demasiado humano" (Nietzsche) en una semi-impotencia graduada.

Sin duda, no resulta más en una visión como en Spinoza, sino una oscurecimiento, como la ya antigua Caverna! "En cuanto la filosofía devenga en una forma de sustento, no degeneraría ella en sofística?" (Schopenhauer, 1818). La ausencia de diferencia cualitativa entre lo escrito y lo oral es la marca de una retorización del pensamiento y de una ausencia de profundidad en la escritura. Es difícilmente "en filosofía" que los ideólogos pagados, los razonadores periodísticos, lejanos y oscuros discípulos de los sofistas Protágoras, Gorgias y Antifon, intelectuales implicados en el juego de la excitabilidad social, ilusionados por sus capacidades críticas, sumisos a los códigos y obediencias culturales de los que hacen eco, capataces en las escuelas y "perros de guardia" (Platón) de la idiosincrasia occidental en su orientación competitiva, utilitaria y unidimensional. Cuando los medios de comunicación transmiten a los avatares de la filosofía, los únicos autorizados a expresarse, no hay más que una conclusión sobre el devenir del pensamiento en Francia (y en otros lugares) : "se terminó".



3. COHERENCIA DE LA ASTROLOGÍA

"El filósofo será de aquí en adelante el intérprete de subjetividades entrecruzadas, el más grande filósofo será aquel que concentre los mayores nombres de filosofías espontáneas que le son extrañas." (Fernando Pessoa, Ultimátum)

En astrología, todo comienza por las estructuras. Dicho de otra manera la coherencia estructural preexiste a la variabilidad de los elementos. La matriz de regencias, pieza última (mas ontológicamente primera) del edificio astrológico, se informan de los diversos modos de simpatía y antipatía, de afinidades y de divergencias, entre signos y planetas. Es por el ordenamiento justificado que un modelo astrológico encuentra su coherencia.

No me gusta esa palabra, "regentes" ["maîtrises"]; los ingleses dicen "gobernantes" ["rulers"], apenas mejor. Debería hablar de intensificación o de amplificación energética, dado que en astrología, si todo comienza por las estructuras, todo conduciría y se resumiría en la energía. Los Planetas, aunque también los Signos y las Casas, son los marcadores energéticos ; los tránsitos son el despliegue de la energía ; las afinidades entre temas los potenciales y diferenciales energéticos.

En Ptolomeo, organizador tardío de las prácticas de los astrólogos griegos y no el inventor del dispositivo, los planetas son distribuidos en Domicilios (o Tronos) alrededor de un doble foco, Sol en Leo y Luna en Cáncer (única certidumbre de la teoría), en función de su lejanía al Sol y de sus revoluciones siderales: Mercurio en Géminis y Virgo, Venus en Tauro y Libra, Marte en Aries y Escorpio, Júpiter en Piscis y Sagitario, Saturno en Acuario y Capricornio. Así cada uno de los cinco planetas se encuentra distribuido de una parte y de otra de un eje 0° Leo / 0° Acuario. Además, figuran en el círculo como un "aspecto" al Sol y a la Luna correspondiente a sus supuestas naturalezas, benéfica o maléfica, y a la supuesta, benéfica o maléfica, de los aspectos concernientes : Saturno (maléfico) en oposición, Júpiter (benéfico) en trígono, Marte (maléfico) en cuadratura, Venus (benéfico) en sextil, y finalmente Mercurio (neutral) en semi-sextil.

En realidad el esquema es originario de Egipto : la luz de las Luminarias, Sol y Luna, es asociada al calor del verano, y el esquema, rebautizado tardíamente "thema mundi" es un marcador del comienzo del año egipcio, con la salida helíaca de Sirio, coincidente con la de la constelación de Cáncer (sobre esta cuestión, cf. Bouché-Leclercq, 1899, p.185-190).

Bouché-Leclercq, L'astrologie grecque, 1899, p.187-188

Sin embargo el dispositivo permanece incompatible, en efecto contradictorio, con la teoría elemental y de sus cualidades atribuidas a los signos zodiacales : así los planetas Marte y Júpiter se encuentran asociados al Agua y al Fuego por Escorpio y Aries para uno, por Piscis y Sagitario para el otro, y Mercurio, Venus y Saturno a la vez al Aire y a la Tierra, elementos de naturaleza opuesta. A los astrólogos griegos y sus atolondrados discípulos modernos esta contradicción no les hace ninguna diferencia. Bouché-Leclercq ilustra un equilibrio hilarante en su tiempo. Y mucho antes que él, los críticos de la astrología no se guardan de subrayar las incongruencias : "Qué hay de ubicar a Júpiter, el primero de los Dioses, en Piscis, que es el último entre los signos del firmamento? Por qué han ubicado a Mercurio en la Virgen?" se interroga con razón el matemático y jesuita Jacques de Billy (1602-1679) en su Tumba de la astrología judiciaria (Paris, Michel Soly, 1657, p.60).

A esta distribución de los planetas en los Domicilios, los oikoi, los Griegos han heredado de otro modelo de los astrólogos mesopotámicos, llamado las Exaltaciones en astrología helenística : el Sol en Aries, la Luna en Tauro, Mercurio en Virgo (de nuevo), Venus en Piscis, Marte en capricornio (en cuadratura al Sol), Júpiter en Cáncer, y Saturno en Libra (en oposición al Sol). Aproximando los dos dispositivos, y considerando sólo la primer distribución de los 5 planetas en los domicilios (de Virgo a Capricornio), el Sol exaltado se encuentra en trígono con el Sol domiciliado, la Luna en sextil a ella misma, Saturno en Cuadratura, Venus y Júpiter en quincuncio, y Mercurio en conjunción.

Ptolomeo ha intentado en vano justificar la repartición de dichas exaltaciones mediante especiosas consideraciones de orden físico-astronómico:

"Para Júpiter, visto que él emite los vientos Aquilóneos, que traen la fecundidad, y que en Cáncer se aproxima más a la Osa, y que allí ejerce su poder, Cáncer es su Exaltación y Capricornio su depresión. Marte que por naturaleza es ardiente y lo puede ser aún más en Capricornio porque allí está más al sur, recibe naturalmente en Capricornio su exaltación, en oposición a Júpiter, y en Cáncer su depresión." (Ptolomeo, Tetrabiblos, I. 20, Paris, Culture Art Loisirs, 1974, p.60).

Dom Néroman generalizó la distribución de los planetas exaltados en el Zodíaco en doble atribución de cada uno de los planetas de un lado y del otro de un eje 0° Tauro / 0° Escorpio, con Marte en Leo en cuadratura a la Luna, y Saturno en Escorpio en oposición a la Luna (en Grandeza y miseria de la astrología, Paris, François Sorlot, 1940, p.77).

El dispositivo de las Exaltaciones proviene de un horóscopo simbólico dado por la creación del mundo en Mesopotamia (Ernst Zinner, Sternglaube und Sternforschung, Freiburg, Karl Alber, 1953 ; The stars above us, traducción inglesa W. H. Johnston, Londres, George Allen & Unwin, 1957, p.56), absurdo ya que la posición de Mercurio a unos 150° del Sol no tiene ningún sentido astronómicamente. De este esquema absurdo deriva la teoría griega de las exaltaciones, las hypsomata. Con los Babilonios, el bît nisirti significó un "lugar secreto", no tanto más grande su poder planetario como con los Griegos, mas el lugar donde el presagio era el más favorable (Francesca Rochberg, Babylonian Horoscopes, Philadelphia, American Philosophical Society, 1998, p.49). Sin embargo la precisión de las posiciones planetarias dadas para este "thema mundi" indicarían la posibilidad de un tema histórico original, en cuyas posiciones puedan ser rectificadas o dispuestas de la siguiente manera : el Sol en 19° de Aries, la Luna en 3° de Tauro y Mercurio en 15° de Virgo (posición inversa?) Venus en 27° de Piscis, Marte en 28° de Capricornio, Júpiter en 15° de Cáncer, Saturno a 21° de Libra. Rochberg nos da media docena de horóscopos preparados en el siglo III a.C. y menciona el bît nisirti de un planeta. Para Cyril Fagan, la carta de las Exaltaciones o de la Creación del Mundo marca la puesta heliaca de los planetas en la inauguración del templo de Nabû, el "escriba-astrólogo" divino en Kalhu (Nimrud) en el año 786 a.C. (en Zodíacos, antiguos y nuevos, Llewellyn Foundation for Astrological Research, 1950 ; London, Anscombe, 1951, p.21-23). Pero en el primer Nissanu, el 4 de abril de 786 a.C., Marte y Júpiter están en conjunción al comienzo de la constelación de Cáncer. Otra carta podría corresponder aproximadamente (excepto por mercurio y la Luna) a las posiciones indicadas : el del 6 de abril de 964 a.C. cerca de las 11h. La carta es remarcable por la triple oposición de Mercurio, Sol y Venus a la Luna, al nodo lunar Norte y a Saturno respectivamente, y por las cuadraturas y trígono de Saturno y Marte. Esta fecha podría haber sido elegida retrospectivamente para marcar la instalación de los Kaldu, es decir los Caldeos (ancestros de los astrólogos babilonios), en Babilonia bajo el reinado de Nabû-mukin-apli (978-943 a.C.).

Zinner, The stars above us, p.56 Tema del Mundo, Caldeos, 964 a.C.

Con el descubrimiento de planetas nuevos, comenzando por Urano en 1781, se desmorona toda la teoría tradicional de los Domicilios planetarios. El criterio de la distancia de los planetas y de sus revoluciones siderales, así como también las aproximaciones mitológicas y analógicas, guiaron la atribución moderna de Urano a Acuario y de Neptuno, dios de los Océanos, a Piscis. Pero con Plutón en Escorpio, más que alejarnos nos aproximamos al centro soli-lunar al final de Cáncer y al inicio de Leo. A consecuencia de este caos, algunos astrólogos negligen las Regencias sin percibir que lo que está en juego no es la simple constatación de analogías y de afinidades entre signos y planetas, sino la unidad misma de todo el corpus astrológico. Cómo comprender las sinergias entre Marte en Aries, el Sol en Leo, Saturno en Capricornio ? Sin la matriz de Regencias, o dicho de otra manera, sin posibilidad de equipotencialidad entre las diferentes partes del ensamblaje astrológico (Signos zodiacales, Planetas, Casas y Ciclos), no es posible un entendimiento ni un discurso coherente de la astrología, sino una diversidad de códigos sin relación entre sí, abiertos a la proliferación de elementos fantasiosos, arsenal de bricolaje de horóscopos que comparan los planetas oscuros, las estrellas fijas, los cometas, los planetas hipotéticos inventados, las partes imaginarias griegas o árabes y otros puntos ficticios, centenas de miles de asteroides y planetoides, seleccionados según el humor y que podrían acumularse a razón de cerca de cincuenta mil por grado zodiacal. ¡Para afinar la interpretación! Las cuatro estructuras astrológicas ( Zodíaco, Planetario, Dominion, Cíclada ) son los modos alternativos (respectivamente: estructural, energético, espacial, temporal) de una misma matriz psíquico-astral diferenciada por la observación y el análisis. Cada una de ellas encuadra las potencialidades psíquicas en el reparto que le es suyo: el Aries Zodiacal, el planeta Marte, la casa 3 Individuación diurna y quizá también la cuadratura, son el mismo operador diferenciado según uno u otro de los cuatro medios condicionales.




4. LOS PARES ZODIACALES (REVERSIBILIDAD DEL ZODÍACO)

"Según las representaciones que se remontan a la alta prehistoria, el dios-año aparece allí como el hacha, o el dios-hacha, que corta en dos partes el signo circular del año."
(Julius Evola, Revuelta contra el mundo moderno)

Tradicionalmente, la matriz de Regentes sólo informa de las relaciones planeta-signo. El Domicilio o Trono caracteriza una identidad de naturaleza entre el planeta y el signo, su contrario el Exilio una incompatibilidad o una repulsión que provoca una desviación del efecto, la Exaltación un florecimiento o una facilitación, la Caída su contrario una atenuación, una debilitación o una parálisis. Sin embargo un planeta en Domicilio no necesariamente proporciona los beneficios que esperamos, y un planeta exiliado puede dinamizar una configuración. Dicho de otro modo, son cuatro los tipos de Regencia como son cuatro los aspectos planetarios mayores (conjunción, oposición, cuadratura, trígono) : no son ni favorables ni desfavorables en sí, mas dinamizan la configuración y le aportan un excedente energético. En astrología, lo esencial es el potencial de energía, antes que toda calificación o interpretación. Cada signo zodiacal admite cuatro directores planetarios, no es una equivalencia entre un signo y un planeta, mas sobre todo un isomorfismo entre ese signo y una serie de cuatro operadores. De la misma manera, existe un isomorfismo entre una Casa astral y un par planetario. Así Capricornio es asimilable a la serie Saturno, Júpiter, Urano, Mercurio, planetas respectivamente en Domicilio, Exilio, Exaltación y Caída, constituyentes de la "ficha planetaria" de ese signo. Como el exilio se opone al domicilio, la caída a la exaltación y los planetas ellos mismos se oponen de dos en dos, podríamos aprehender al capricorniano como un saturnino uranizado, o al leonino como un solar jupiterizado. Jean-Baptiste Morin ha enunciado el principio: "Los Signos del Zodíaco poseen una significación más amplia y su actividad comporta un mayor número de efectos que aquellos de los planetas mismos, dado que (...) las significaciones de un Signo zodiacal pueden responder primero al Planeta que allí encuentra su Regencia, luego a aquel que allí está exaltado, y finalmente, a aquel que allí está en trigonocracia." (en La teoría de las determinaciones astrológicas de Morin de Villefranche, Paris, Bodin, [1902] ; Paris, ediciones Tradicionales, 1981, p.33-34, traducido y adaptado por Henri Selva del libro XXI de la Astrología Gallica, La Haya, Adriaan Vlacq, 1661). Pero dejemos las Trigonocracias, inútiles y superfluas, y finalmente el síntoma del fracaso del sistema clásico. Una reflexión sobre la noción de complementariedad, zodiacal, planetaria, sectorial (Casas), incluso aspectual, es el fundamento de una aprehensión de la matriz de Regencias. La díada es inherente en las estructuras astrológicas. Un conjunto de oposiciones atraviesa el corpus astral : signos llamados "masculinos" o "femeninos" (conectados a los procesos de excitación o de inhibición según sus efectos neuro-fisiológicos), impares o pares, planetas llamados "calientes" o "fríos", "secos" o "húmedos", cualidades a partir de las cuales Ptolomeo y después Kepler intentaron justificar su naturaleza, sectores y casas "abiertas" o "cerradas", positivos o negativos, hasta los aspectos juzgados según su carácter tenso o blando.

Signos masculinos y femeninos

El zodíaco astrológico, el de los signos (no de las constelaciones, que los astrónomos se divierten en trastornar y redefinir a la mesura de su aversión por la astrología), admite una simetría central que opone cada signo al que le hace frente : así Piscis a Virgo como Libra a Aries. Los partidarios de un zodíaco pseudo-simbólico oponen así a los signos de la misma cualidad elemental : el calor es común a Aries y Libra, como el frío es a Tauro y Escorpio. Lo mismo un corte por la relación respecto del eje de los solsticios (0° Cáncer - 0° Capricornio) opone ilógicamente los signos de sequedad entre ellos (Tauro y Leo) y los signos de humedad (Piscis y Libra). Una verdadera lógica elemental, necesita elementalmente de la oposición de los Elementos, Tierra y Aire, Fuego y Agua. Sólo la simetría axial por los equinoccios (0° Aries - 0° Libra) opone entre sí a dos signos de naturaleza verdaderamente opuesta: Aries a Piscis, Tauro a Acuario, Géminis a Capricornio, Cáncer a Sagitario, Leo a Escorpio, Virgo a Libra.

SIGNOS COMPLEMENTARIOS (PARES ZODIACALES)

Así dicho la teoría de los Elementos y los valores elementales, tardíamente acoplada al zodíaco, no posee legitimidad alguna si no es en el imaginario conformista de los astrólogos que se contentan con revender lo que leen en sus manuales, y no es el trígono subyacente lo que justifica en sí mismo el ensamblaje del dispositivo. Escorpio no es un animal acuático, Libra y Acuario no tienen nada de aéreo, etcétera. Ni mencionar el supuesto alcance simbólico del dispositivo, invocado sobre todo por personas con poca dimensión y aspiración espiritual.


5. LOS PARES PLANETARIOS

"Todo avance del pensamiento consiste en formar las categorías que permitan plantear los verdaderos problemas." (Paul Valéry, Cahiers)

Tradicionalmente se oponen al Sol y la Luna (las luminarias), Marte y Venus (símbolos de lo masculino y lo femenino) y a Júpiter y Saturno, dejando a Mercurio al margen. Así era antes del descubrimiento de nuevos planetas y especialmente de Urano y Neptuno. El modelo es potencialmente caduco desde 1781. Con la introducción de nuevos planetas, Urano y Neptuno, pero también Plutón, Ceres y Chiron, todo el dispositivo debe ser revisado. Recientemente he evocado la cuestión de los operadores planetarios a tomar en cuenta: ¿Cuáles son los objetos del cielo próximo, dentro de los límites del sistema solar, susceptibles de inscribir durablemente sus ritmos en el organismo para que una traducción de tipo neuro-fisiológica pueda traducirse con el tiempo en un hábito de tipo psíquico? Dicho de otro modo, ¿cuáles son los planetas que actúan sobre el sistema nervioso? ¿Cuáles son los objetos celestes que forman el Planetario, no tanto fuera de nosotros, sino como lo comprende Paracelso: necesariamente en nosotros? Los planetas y planetoides descubiertos desde hace dos siglos se organizan en tres grupos: un grupo entre Marte y Júpiter (el cinturón asteroidal), otro muy heterogéneo entre Júpiter y Plutón (los Centauros), y un tercero después de Neptuno (el cinturón de Kuiper). Estos tres grupos tienen cada uno su líder: Ceres para los asteroides, Chiron para los centauros, Plutón-Caronte para los objetos llamados kuiperianos." (cf. mi texto Quels opérateurs cycliques en astrologie?, CURA, 2010-2015).

Los 12 planetas

La organización de los planetas por pares resulta de su distancia al Sol (cf. infra) y de lo que yo llamo su "función ontológica" (cf. mi Arquetipología planetaria). Los planetas diurnos (ligados a la excitación) se oponen a los planetas nocturnos (ligados a la inhibición), y de dos en dos por su función ontológica y la fórmula que les es adjunta.

El SOL (identificación) se opone a PLUTÓN (sobrediferenciación). Conflicto de referencias. Lo legal y lo legítimo. ¿Qué pasa con el Ser? ¿Qué pasa con lo Real? Continuidad o fragmentación. Identidad o alteridad.

MERCURIO (dispersión) se opone a URANO (unificación). Dinámica de la abstracción y de la representación. Unificación de multiplicidades o dispersión de valores, concentración o diseminación, procesos centrífugos o centrípetos.

MARTE (confrontación) se opone a CERES (potencialización). Dinámica del enraizamiento existencial. Ruptura o perennidad. Lo que es y lo que debe ser. El actual y el potencial.

JUPITER (simplificación) se opone a SATURNO (complejización). Divergencias relativas a la finalidad de la experiencia. Aumento o disminución. Amplificación o restricción. Enriquecimiento o desposeimiento.

NEPTUNO (asociación) se opone a VENUS (disociación). Divergencias relativas a la experiencia de lo vivido. Aproximación intuitiva o sentimental, armoniosa o pasional. Desapego o apego.

CHIRON (integración) se opone a la LUNA (indiferenciación). Dinámica del equilibrio existencial entre los modos de adaptación y de contacto: activo o pasivo, combativo o defensivo, altruista o egoísta, por lo invisible o en la proximidad.


Anatomie des Fonctions Planétaires, PG 2015

El Sol es la unidad absoluta (y por lo tanto la del sistema solar), Plutón la multiplicidad absoluta y la apertura del sistema solar a su exterioridad galáctica y estelar. Plutón es el elemento representativo de la multiplicidad transneptuniana. Es el límite encarnado de su campo y cierra el modelo actual de la Matriz, como Saturno cerraba el sistema septenario de los antiguos. Si la "tradición" se perpetúa, es siempre por resonancia con las virtualidades de la época y en la actualización de los nuevos datos.

El SOL simboliza la representación de las apariencias, la apariencia de la apariencia, el contacto de las superficies, la comedia de máscaras, el reflejo, la inagotabilidad de la imagen, la transparencia del ser, el centro absoluto. PLUTÓN simboliza la emanación de la esencia, el entrelazamiento de las referencias, la negación del parecer, el abismo, la distanciación refractaria, la profundidad del ser, el descentramiento absoluto, la multiplicidad de los hogares. Plutón niega la unidad, el Sol la perpetúa y la eterniza.

Según Nietzsche, la tragedia griega nacería en el momento (esquileano) donde la profundidad ilimitada del mundo, que es caos, emergencias intempestiva y aniquiladora (Dionisio), se recubre de la serena sonrisa de la belleza plástica (Apolo) : "el desarrollo del arte en su totalidad está ligado a la dualidad de lo apolíneo y lo dionisíaco" (en El nacimiento de la tragedia y fragmentos póstumos : Otoño 1869 - Primavera 1972, de. G. Colly & M. Montinari, Gallimard, 1977, p.41). La tragedia resulta de la unión del sueño, de la armonía, de la mesura, de la serenidad, del equilibrio apolíneos, y de la intoxicación, del delirio, de la desmesura, del entusiasmo, de la metamorfosis dionisíacas. En la carta natal de Nietzsche, nacido en Röcken al sud-oeste de Leipzig el 15 de octubre de 1844, el Sol apolíneo, en 22° de Libra está en oposición a un Plutón dionisíaco a 23° de Aries. Entre noviembre de 1870 y mayo de 1871, época de la redacción de El nacimiento de la tragedia, Neptuno transita su Plutón natal en Aries y Urano retrograda en cáncer (de 26° a 22°30), en doble cuadratura a su oposición natal.

A través de la figura mítica apolínea, Nietzsche describió la idiosincrasia solar: "El que de acuerdo a la razón de su nombre es "brillante", la divinidad de la luz, reina también sobre la bella apariencia del mundo interior de la imaginación." (NT en OPC 1.1. p.43) ; "La mirada de Apolo debe ser "solar" conforme a su origen" (NT en OPC 1.1. p.44) ; "En él la confianza impertérrita en este principium individuationis y el calmo curso del que es prisionero encuentran la expresión más sublime" (NT en OPC 1.1 p.44) ; "el sueño debe terminar por ser digno a nuestros ojos como la apariencia de la apariencia" (NT en OPC 1.1 p.53) - yo enfatizo, la fórmula misma por la cual el astrólogo define la función solar! A imagen de Apolo, lo solar no siente necesidad alguna de justificarse: ya está formado, logrado, completo, perfecto. Artista de nacimiento, él rige su espacio circundante y actúa con una fe infinita en sí mismo y en su derecho.

Y es Plutón el que es pintado con los rasgos de Dionisio : "Esas emociones dionisíacas que, a medida que ganan intensidad, anulan la subjetividad hasta un total olvido de sí" (NT en OPC 1.1 p.44) ; "El hombre no es más artista, ha devenido en obra de arte" (NT en OPC 1.1 p.45) ; "millones de seres se postran temblorosos en el polvo" (NT en OPC 1.1 p.45) ; "Ahora el esclavo es un hombre libre, ahora se rompen todas las barreras hostiles y rígidas que la necesidad, lo arbitrario o la "moda insolente" han puesto entre los hombres. (...) no sólo se siente cada uno unido, reconciliado, mezclado con sus prójimos, sino que también es uno con todos." (NT en OPC 1.1 p.45).

Nietzsche evoca los bailarines de San Juan y de San Vito, los cortejos ruidosos de sátiros y de ménades - frenesí de sexo y de muerte. Según Heráclito, Dionisio es Hades. Es que él no representa a un hombre, sino a un enjambre, una multiplicidad sin orden y sin prevalencia. Su reino es para todos y en todos : la insubordinación del rebelde de cara al rey, la irrecuperabilidad del paria de cara al ciudadano, el salvajismo de la bestia de cara al hombre. Nada se parece a nada. Sin concepción, mediación, comparación, evaluación, razón, sólo estados extáticos, salidas paroxísticas de sí, una inundación de multitudes electrizadas al corazón de la agitación cósmica.

Los tránsitos de los planetas lentos (Urano, Neptuno y Plutón) operan profundas y duraderas transformaciones en la consciencia. En 1871, Nietzsche "probó" su oposición natal Sol/Plutón que tomó la forma de un equilibrio (Libra) entre Apolo y Dionisio. Lo psíquico gobierna lo psico-mental y lo imaginario. Numerosas antinomias del pensamiento pueden también ser examinadas a partir del modelo de los pares planetarios.

Los pares planetarios, además de su justificación intuitiva, resultan de la percepción cualitativa y matricial del astrólogo, resultado del orden de sucesión de los planetas siguiendo su distanciamiento con el Sol, como sigue:
Los pares planetarios en función de su lejanía al Sol

Patrice Guinard: Equipotencialidad y Armonía de las Estructuras
LA MATRIZ ASTRAL I
Versión francesa: http://cura.free.fr/2015/1511matrice1.html
Traducción Nicolás Boqué
http://cura.free.fr/2015/1906matriz1.html
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