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EL PLANETARIO
(Organización y Significado de los Operadores planetarios)
por Patrice Guinard

-- traducción Angeles Rocamora --



Este texto comprende los capítulos 24, 26, 43 y una parte del capítulo 51 de mi tesis de doctorado (1993). Los operadores planetarios abrazan una lógica que define los unos en relación a los otros, y como consecuencia pertenecen a un mismo conjunto que yo llamo Planetario. Se trata en primer lugar, de una lógica interna (de la cual la neurofisiología proporciona el vector de las analogías), y no de una lógica basada en las cualidades físicas supuestas a los planetas, como según los Griegos o incluso según el reformador Kepler. Las significaciones planetarias responden a una coherencia sistémica y a una anatomía funcional que sacan de las interpretaciones contingentes y contradictorias engendradas por la asimilación mitológica. Si la mitología precede históricamente a la astrología, incluso siendo cierto que una cierta forma de "pre-conocimiento proto-astrológica" hubiera podido inspirar la elaboración de los mitos, de ello no se desprende sin embargo que las interpretaciones derivadas de los nombres atribuidos a los planetas trans-saturninos correspondan a sus impresiones. Yo creo que el astrólogo moderno se equivoca en el sentido que da a estos planetas, y sobre todo a Urano y a Neptuno.


CONTENIDO

 El sistema solar (¿Qué es un planeta en astrología?)

 1. La integración biológica de los ritmos planetarios
 2. El Septenario en los Griegos y después con Kepler
 3. La organización del Planetario
 4. Arquetipología planetaria
 5. La estructura del Planetario




1. La integración biológica de los ritmos planetarios

"En el mundo AEIOUy (Iolt) (Jold), 13 {CGEA} GM de MEAI de GMI AQQA a 31 toma ME
y se torna vivo en la tierra".

(Étienne Guillé: Le langage vibratoire de la vie)
 

     Existe una armonía entre el macrocosmos y el microcosmos, una consonancia entre el cosmos y la biosfera, un eco permanente entre los ritmos planetarios y la materia viva. Se sabe que la hipótesis de Aristóteles relativa a las dos materias, la una "etérea", la otra sublunar y compuesta de los cuatro elementos, es un error físico y metafísico. No hay antagonismo sustancial entre un mundo celeste, inmutable, y un mundo sublunar, corruptible. Sino una simpatía en el interior de un mismo mundo.

     ¿Cuáles son las repercusiones para la consciencia de la integración de los ritmos planetarios por la materia viva? ¿Cómo delimitar la especificidad de la sinergia entre los ciclos helio-planetarios y los ritmos neurofisiológicos? La hipótesis de una integración de los ritmos planetarios por lo vivo en general (en el nivel de la molécula de A.D.N.) y por el sistema nervioso de los organismos superiores en particular, no implica ipso facto el conocimiento de lo que podría ser esta incidencia astral en otros organismos distintos del hombre, ya que las interpretaciones astrológicas que a ellos se refieren son coextensibles a la complejidad del sistema nervioso humano, formado por otro lado, por su enraizamiento social y cultural.

     El fenómeno astrológico presupone al menos tres cosas: la unidad sistémica del sistema solar, la repercusión de los ritmos planetarios en la organización neurológica, susceptible de efectuar una diferenciación cualitativa de las incitaciones planetarias, y una traducción de estas variables nerviosas en comportamientos diferenciados en razón de la pertenencia de cada individuo a una comunidad socio cultural que da lugar a diferencias. Dicho de otro modo, el ser que interesa a la astrología es a la vez señal, impresional y símbolo.

     El sistema nervioso es el lugar de recepción y de organización de las impresiones, pero éstas sólo se traducen por cualidades en razón de una diferenciación que se actualiza en un medio socio cultural dado. Yo llego a ser mercuriano o Libra sólo a causa de mi "inapercepción" de las impresiones mercuriales o Libra que otros no perciben, y que se traducen en mi comportamiento en discursos y gestos de los que ignoran la fuente. Cada uno es único, ya que es abrazado por un flujo de impresiones específico. Cada uno es una "máquina deseada" (Gilles Deleuze) pilotada por sus impresiones.

     Los ritmos planetarios inervan el tiempo vivido sin identificarse con él. El astral modifica la experiencia de la consciencia, pero no actúa directamente a nivel del consciente. Los plazos de los ritmos planetarios que barren la consciencia no son isomorfos a los del tiempo psicomental, el cual no se inscribe en una rítmica, pero que permanece dependiente de transformaciones más o menos aleatorias, poniendo en juego un número extremadamente variable de factores. Dicho de otro modo, los estados psíquicos no siguen forzosamente a los ritmos periódicos que se manifiestan bajo la forma de impresiones, porque estos estados están constantemente mediatizados por una multiplicidad de objetos y de representaciones mentales que perturban, amplifican, convierten o alteran las incitaciones originales.

     "No solamente estos ritmos cósmicos dirigen actividades reaccionales, sino que, en un buen número de casos, éstos engendran una verdadera periodicidad que se integra de alguna forma en el organismo de los seres vivos. (...) De exógena, la periodicidad se convierte, por inducción, en endógena". [1]  Como consecuencia, es impropio hablar de la incidencia astral en términos cibernéticos (emisor planetario, receptor orgánico, mensaje, comunicación...) ya que la conexión es obligada, inducida, necesariamente integrada, sea cual fuere la reacción del organismo. La célula viva posee resonantes internos que le permiten coordinarse con los flujos planetarios y acomodarse a las variaciones del medio helioplanetario.

     Las investigaciones del biólogo Étienne Guillé sobre la actividad rítmica de la materia y la energía vibratoria de las células, medidas por la radiestesia, establecen una relación entre algunos tipos vibratorios específicos y los metales, sobre todo los atribuidos por la alquimia a los planetas del Septenario, susceptibles de abrir la molécula de A.D.N. y a continuación, de provocar mutaciones genéticas. Además, las direcciones de vibración se relacionarían con los doce signos zodiacales, lo que permite establecer una correlación entre los complejos celulares A.D.N. / metales, y las estructuras astrológicas Zodíaco / Planetario.[2]

     La integración por el organismo de las variaciones cíclicas de origen planetario confirma la impresionabilidad de la materia viva. El tiempo de la ciencia, uniforme, lineal, exterior a cada uno y común a todos los objetos, ha encontrado su unidad de medida en el reloj atómico de cesio. El segundo es definido como una fracción de tiempo, - de un tiempo espacializado, como lo subraya Bergson después de Plotin - cuya insignificancia ontológica demuestra lo arbitrario de emprender una división de la duración.

     Este oscurecimiento de la experiencia inmediata del tiempo no es tanto la señal de la emergencia de una línea temporal pura, como la marca de una ruptura con los ritmos orgánicos y psíquicos, y de un desarraigamiento del hombre de su entorno geocósmico. La renuncia a pensar el tiempo como algo intrínseco a nosotros mismos tiene como consecuencias más o menos inmediatas, una pérdida de la percepción de la profundidad de lo real y el abandono de un cierto horizonte espiritual, ya que lo dicho y lo hecho se alinean sobre la linealidad del tiempo experimental, y porque lo vivido se somete al supuesto ritmo repetitivo de la materia inerte.

     Lo vivo posee sus propios modos de registrar la duración. El tiempo astral irriga el tiempo vivido, y estructura las fluctuaciones psíquicas. El cielo interior de Paracelso: lo que está fuera es como lo que está dentro. El dato interno inmediato, circulación "imperceptible" de las impresiones, es una ilustración de la integración por el organismo de las frecuencias planetarias y de los ritmos temporales. En el conjunto, lo orgánico está regido por procesos de periodicidad, y la reflexología pavloviana ha demostrado la importancia de la periodicidad de las funciones fisiológicas. Como lo subraya el astrólogo Nicola que se inspira en él, "los organismos vivos han adquirido 'una función tiempo', es decir, una aptitud para combinar las duraciones externas e internas con los mejores fines de la adaptación." [3]

     Louis Lapicque, en sus estudios sobre las propiedades temporales del sistema nervioso, relaciona la intensidad de la excitación con su duración, según una constante propia a cada nervio: "Cada neurona tiene que tener su cronaxia, una constante de tiempo propio regulando tanto su excitabilidad como su influjo. Y de neurona a neurona, el isocronismo o el heterocronismo debe condicionar la transmisión de la excitación." [4]  La noción de "cronaxia de constitución" implica, para cada neurona, una velocidad de reacción y una sensibilidad a la duración de la excitación específica. Por otra parte, estos factores son susceptibles de variación bajo la acción de los centros nerviosos superiores, lo que Lapicque llama "cronaxia de subordinación".

     Así, los ritmos endógenos de lo vivo serían el resultado de una asimilación celular de ritmos exógenos. Se conoce la importancia de los ritmos biológicos circadianos (de un período aproximado de 24 horas), y la tentación de un acercamiento hacia la astrología es tan tentadora y "peligrosa" que entre los especialistas de la cronobiología se encuentran algunos de los más ariscos y vehementes adversarios de la astrología. Los organismos superiores sobre todo estarían dotados de "relojes internos", una especie de resonantes en el nivel de la célula nerviosa, que explicarían el registro de los ritmos planetarios y la alternancia modulada de los procesos de excitación y de inhibición.
 

2. El Septenario en los griegos y después con Kepler

"El significado fundamental de un astro se deriva de la lógica de su posición
en relación con la Tierra y de sus propiedades astronómicas." (Dane Rudhyar)
 

     La astrología griega elaboró una sistemática de los planetas a través de 3 criterios más o menos independientes: el valor diurno o nocturno del planeta, su género masculino o femenino, y su virtud benéfica o maléfica. Así, Júpiter, el Sol y Saturno serían diurnos, la Luna, Marte y Venus nocturnos, Mercurio neutro. [5]  Todos los planetas serían masculinos, con excepción de la Luna y de Venus que serían femeninos, y de Mercurio que sería neutro [6] , sabiendo que el Calor es la cualidad de lo masculino y que lo Húmedo es la cualidad de lo femenino. Además, los planetas se masculinizan o se feminizan si se elevan antes o después del sol. Del mismo modo, todos los planetas serían benéficos en diversos grados, con excepción de Saturno y de Marte, los maléficos, del Sol y de Mercurio que son neutros. [7]

     Esta taxonomía de los planetas del Septenario no me parece que sea de origen babilonio. En efecto, es en la mitología griega donde Ares y Cronos tienen connotaciones negativas. Si el dios acadio Nergal (del sumerio NE.ERI.GAL), asociado a Marte, era un dios funesto y temido, su hermano Ninurta, garante del orden y de la estabilidad, era un dios benéfico y muy venerado en el III milenio.

     Los astrólogos no se han preguntado nunca, que yo sepa, en torno a la razón de ser y sobre el origen de esta triple característica planetaria. En el siglo III a. de C., tanto los estoicos como los epicúreos dividen la filosofía en tres ramas: la canónica, que es el estudio de los principios, de las reglas y de los criterios que permiten al espíritu acceder a un juicio de valor sobre lo real; la física, que es el estudio del mundo cercano (teoría de los átomos con Epicuro, teoría de la armonía cósmica con Zenón de Cittium); y la ética que es el estudio de las consecuencias que resultan de la conducta a adoptar en sociedad.

     Podemos pensar, respecto a los lazos estrechos que unen la astrología a la filosofía estoica, que esta división planetaria, según una triple modalidad, pudo ser elaborada en los medios estoicos de finales del siglo III a. de C., y por qué no, por Cleante de Assos (cuya obra no se conserva) o por su predecesor Crisipo de Soloi. En efecto, el valor diurno o nocturno de los planetas es una suerte de canónica aplicada al Septenario, la determinación de su género en función de valores elementales es una aplicación física, y su naturaleza benéfica o maléfica corresponde a la rama ética. La triple calificación de los planetas sería la aplicación astrológica de una práctica corriente en vigor en los medios filosóficos estoicos, la de dividir la filosofía en tres campos de reflexión. Dicho de otro modo, esta sistematización planetaria, "tradicional", que los astrólogos han utilizado durante 2000 años sin hacer una sola pregunta, sólo sería un esquema relativamente artificial copiado de las tres ramas de la filosofía estoica.

     El examen de la estructura del reparto planetario según los tres criterios establecidos, deja entrever que entre los 9 [= (2 x 2 x 2) + 1] posibilidades ofrecidas, solamente 5 están representadas, y 4 abandonadas: por ejemplo, para los griegos no hay un planeta diurno y femenino a la vez. En la tabla que aparece a continuación, hay que añadir el planeta Mercurio, considerado como neutro en todas sus relaciones.

 

El Septenario en los Griegos (250 a. C.?)

 
Planetas DIURNOS
Planetas NOCTURNOS
  Masculinos Femeninos Masculinos Femeninos
Benéficos JÚPITER, (SOL)     LUNA, VENUS
Maléficos SATURNO, (SOL)   MARTE  

 

      Kepler, en 1601, quiso sistematizar el sistema planetario aún limitado a los "7 planetas" por una característica de naturaleza neo-meteorológica. Después de Cardan, éste sólo se queda con dos cualidades activas, el calor y la humedad, respectivamente las de la luz incidente del Sol y de la luz reflexiva de la Luna. [8]  El Frío es una privación de calor y lo Seco, una privación de la humedad. [9]  El Sol calienta y la Luna humedece. El conjunto de los planetas se reparte en un recuadro 3 x 3 siguiendo su relación a estas dos cualidades. La hipótesis de Kepler es que cada cualidad tiene 3 grados: el exceso, la moderación y la privación. [10]

     Entre los planetas moderadamente cálidos, Júpiter sería templano, Venus sería muy húmedo y el Sol no lo sería lo suficiente. Entre los planetas excesivamente cálidos, Mercurio sería moderadamente húmedo y Marte sería demasiado seco. En fin, entre los planetas fríos (no bastante cálidos), la Luna sería moderadamente húmeda y Saturno lo sería demasiado. Hay que señalar que esta calificación de Saturno, planeta frío y húmedo, está en contradicción con sus cualidades generalmente admitidas (frío y seco) por los astrólogos, diga lo que diga Kepler. [11]

     Los planetas pueden estar dispuestos en un recuadro de 3 x 3, incluso si Kepler organiza su tabla de forma un poco diferente. [12]  El examen del reparto planetario según las 2 cualidades y sus 3 grados, muestra que entre las 9 posibilidades ofrecidas, 2 son dejadas en blanco: para Kepler no hay un planeta excesivamente cálido y húmedo, como no hay uno excesivamente frío y seco.

 

El Septenario según Kepler (1601)

  Exceso de Calor Calor moderado Defecto de Calor
Exceso de Humedad   VENUS SATURNO
Humedad moderada MERCURIO JÚPITER LUNA
Defecto de Humedad MARTE SOL  

 

3. La organización del Planetario

"La simbología tradicional reposaba sobre una infraestructura que quedaba por extraer."
(Jean-Pierre Nicola)
 

     Después del descubrimiento de los transaturninos, escalonado sobre cerca de 150 años, el teclado planetario ha sido enriquecido por tres nuevos elementos. El Septenario de los Antiguos generalmente se abandona por un conjunto de 10 "planetas". Yo llamo Planetario al conjunto estructurado de los operadores planetarios, o también al dispositivo de conjunto de la circulación de la energía psíquica de origen astral.

     El Planetario es una estructura diferenciadora: la función y la potencia de cada planeta son relativas a las de los otros. La energía obtenida del sistema solar es polarizada para cada organismo, en relación de su situación terrestre. El Sol, dispensador de energía, la redistribuye, diferencialmente [*], a cada uno de los planetas que son los reflectores. Así, cada elemento planetario autónomo del sistema solar, cada operador planetario, adquiere una función energética relativa al cuerpo planetario de referencia, en este caso la Tierra. La organización estructural sería diferente para un organismo vivo sobre Saturno o sobre un planeta que cambiase de órbita.

     La energía decrece desde su fuente solar hasta la extremidad plutoniana del sistema. Los elementos del sistema solar normalmente están repartidos, desde un punto de vista geocéntrico, en tres grupos:

* Los planetas interiores, en las revoluciones siderales cortas: SOL, MERCURIO, VENUS
* Los planetas exteriores, en las revoluciones siderales medias: MARTE, JÚPITER, SATURNO
* Los planetas exteriores lejanos, en las revoluciones siderales largas: URANO, NEPTUNO, PLUTON (o PLUTON-CARONTE)

     Estos tres grupos planetarios, reconocidos por numerosos astrólogos, han sido denominados respectivamente, planetas del consciente, planetas del subconsciente (o también del inconsciente personal, según la terminología de Jung) y planetas del inconsciente (o del inconsciente colectivo). Podemos también atribuirles una terminología hegeliana: planetas del Espíritu, de la Naturaleza, y del Ser. Esas son las diversas declinaciones de la tríada ontológica analizada brillantemente por Peirce: Terceridad, Segundidad, Primeridad. [13]

     El ternario ontológico dirige el sistema nervioso [14] : tres niveles o registros de excitabilidad nerviosa, integrados diferencialmente, presiden todo fenómeno de no percepción, de percepción o de apercepción. [15]  Aparecen para la conciencia en sus formas "puras", como imperceptibles (impresionales) [**], existentes (concretales) [**], o representaciones mentales (reflectales) [**]. El conjunto de las impresiones está íntimamente ligado a la impronta de los ritmos planetarios sobre la infraestructura de la psique; el conjunto de los concretales marca la resistencia del medio ambiente a su funcionamiento; el conjunto de los reflectales está ligado a la organización del cerebro, resulta de mediaciones incesantes entre la infraestructura dinámica y la realidad exterior, natural o cultural, y constituye de cierta forma, la superestructura mental de la psique.

     Así, todo antagonismo sujeto/objeto se borra ante la doble presencia de cada uno en sí mismo: en la vida del alma y en la actividad del espíritu. Lo interno es doble: psíquico y psicomental. Cada uno está dos veces implicado, dos veces presente en sí mismo.

    La astrología rinde cuentas de la organización y de las transformaciones de estos tres registros de excitabilidad, los cuales permiten aprehender lo real bajo una forma o bajo otra, por medio de lo que yo llamo el Planetario, es decir, el conjunto estructurado de los operadores planetarios que inervan la psique.

     Un planeta es una especie de modulador energético que conduce a una regulación o a una transformación de la excitabilidad. Cada operador planetario produce unas interrupciones específicas que inducen, en la actividad neurofisiológica y a continuación psíquica de los organismos superiores, una transformación de la excitabilidad que se traduce, en el nivel de la consciencia (en el amplio sentido), en unas diferencias de percepción del medio ambiente inmediato. Lo solar y lo neptuniano perciben el mundo de forma diferente. Cada planeta representa un modelo específico de tratamiento de las señales, un modo de aprehensión de lo existente, una forma de descomposición de lo real por la consciencia.

     El astrólogo condicionalista Nicola, asocia a cada uno de estos grupos un estado o nivel (fuerte, medio o débil) de la excitabilidad nerviosa. La organización del sistema solar sería globalmente integrado a nivel neurológico, y el sistema nervioso sería el receptor de las variaciones cíclicas de los operadores planetarios.

     El nivel "fuerte" de excitabilidad nerviosa sensibiliza lo más evidente, lo más visible, lo más conocido, la apariencia misma de las cosas, dicho de otro modo, a las imágenes, a las palabras, a los esquemas simples, a los eslogans. El nivel de excitabilidad medio, sensibiliza los hechos, lo concreto, la realidad sensible y tangible, a los fenómenos, a los datos efectivos, a los acontecimientos manifiestos, a las fuerzas patentes, a los esquemas compuestos. El nivel "débil" de excitabilidad nerviosa, sensibiliza los estados interiores, lo complejo, lo que atraviesa los objetos, a lo que se aloja en los intersticios, a las posibilidades de las cosas más que a las cosas mismas, a las más sutiles variaciones, a las sombras, a lo que aparece como indeterminado, imperceptible, evanescente, improbable, incierto, irracional, fugitivo, invisible, incognoscible, insólito.

     Estos tres registros de excitabilidad predisponen a los individuos a dar prioridad bien sea la costumbre, bien la experiencia, bien la aspiración. Es inútil precisar que sus probabilidades no son iguales en las sociedades materialistas, pragmáticas, destructivas o mercantiles.

     Desde el Sol a Plutón-Caronte, los planetas se organizan en su integración funcional en el sistema nervioso, relativamente a los tres niveles de excitabilidad, en el orden de una complejidad creciente: de las señales simples, únicas, a las señales complejas, múltiples, pasando por las señales medianas, duales. Para el astrólogo condicionalista, los tres niveles de excitabilidad se organizan en un modelo ternario, llamado R.E.T. (Representación - Existencia - Trascendencia), términos que definirían los efectos producidos por los operadores planetarios sobre la psique. Como lo reconoce Nicola, "Estos términos, ante el rigor filosófico, son discutibles". [16]  En efecto, estos términos pertenecen a registros semánticos diferentes, como resulta de los análisis que yo he efectuado sobre el Ternario según los trabajos de Peirce [17] : el ternario Emanación (T) / Manifestación (E) / Representación (R) concierne a los modos de aparición de una entidad en la consciencia; el ternario Esencia (T) / Existencia (E) / Apariencia (R) concierne a sus modos de ser; el ternario Trascendencia (T) / Placer (E) / Potencia (R) concierne a los "sentimientos" que se vinculan a su manejo. Otros dos ternarios pueden ser también tomados en consideración: el ternario Posibilidad /T) / Actualidad (E) / Necesidad (R), y el ternario Potencialización (T) / Experimentación (E) / Determinación (R).

    Así, para la escuela condicionalista la excitabilidad fuerte, desencadenada por los planetas rápidos, se interpreta como "Representación", la excitabilidad media como "Existencia" y la excitabilidad débil atribuida a los planetas lentos, como "Trascendencia".

* SOL, VENUS, MERCURIO (planetas "R")
* MARTE, JÚPITER, SATURNO (planetas "E")
* URANO, NEPTUNO, PLUTÓN (planetas "T")

     Un análisis empírico [18]  permite un nuevo reparto de los valores R, E y T en el seno de cada uno de los 3 grupos: "Mercurio merecía un T por su curiosidad, su cerebralidad, su preocupación por lo insólito. Venus merecía un E por su sensualidad. (...) En el grupo E, la experiencia nos incita a dar R a Júpiter, T a Saturno, más que a la inversa; el primero esquematiza, el segundo ahonda en las evidencias." [19]  La consideración de los diámetros aparentes de los planetas en el seno de cada uno de estos tres grupos planetarios, dicho de otro modo, su visibilidad geocéntrica, parece justificar la rediferenciación de la excitabilidad y la redistribución de los 3 valores R, E y T [20]  :

* grandes diámetros aparentes: SOL, JÚPITER, URANO (planetas "r")
* diámetros aparentes medianos: VENUS, MARTE, NEPTUNO (planetas "e")
* pequeños diámetros aparentes: MERCURIOS, SATURNO, PLUTÓN (planetas "t")

De todo ello da como resultado una imagen del Planetario, organizada en un recuadro 3 x 3, a semejanza de Kepler.

 

El Planetario según J-P Nicola (1964)

  REPRESENTACIÓN EXISTENCIA TRASCENDENCIA
Representación SOL JÚPITER URANO
Existencia VENUS MARTE NEPTUNO
Trascendencia MERCURIO SATURNO PLUTÓN

 

     Así, Mercurio es definido en la escuela condicionalista por la fórmula "trascendencia de las representaciones", Neptuno por "existencia de la trascendencia", Júpiter por "representación de la existencia"... Pero, podríamos muy bien aplicarles, a nuestro antojo, una u otra de las restantes 24 fórmulas posibles, en función de los ternarios semánticos considerados (cf. Infra). Así, las fórmulas "trascendencia de la apariencia", "potencialización de las apariencias", "emanación de las representaciones" o incluso "posibilidad de determinación", convendrían igualmente a Mercurio. Jakob Boehme escribe: "multiplicación de la esencia". Lo mismo ocurre con Júpiter: "poder de la manifestación", "representación del disfrute" o también "necesidad de la experimentación".

     Sea lo que fuere que resulte de este debate semántico, yo sugiero abandonar estas connotaciones oscuras en provecho de una simple terminología cuantitativa (uno, dos, varios, o incluso único, dual, múltiple). [21]

     Los valores R, E y T son herramientas hermenéuticas, "símbolos" prácticos que ilustran una realidad energética. [22]  También, me parece más coherente sustituirles los valores por otros más relacionados con su fundamento energético. Así, Mercurio se define esencialmente por la transformación de lo único en múltiple, dicho de otro modo, la multiplicación de las unidades, es decir, por la dispersión, lo que corresponde a la función neurológica del planeta, a saber, el paso de una excitabilidad fuerte a una excitabilidad débil, dicho de otro modo, un descenso brutal de excitabilidad.

     Por otro lado, subsisten en el Planetario de Nicola diversas inconsecuencias tanto en la función lunar como en la función marciana, ésta última porque se encuentra en el centro de equilibrio del dispositivo, lo que está en contradicción con la naturaleza precisamente "desequilibrada" del planeta, la primera porque se encuentra de alguna manera fuera del dispositivo del conjunto. En efecto, las parejas planetarias, es decir Sol-Plutón, Venus-Neptuno, Mercurio-Urano y Júpiter-Saturno, puestos en evidencia por Nicola en sus diferentes obras [23] , admiten un centro de simetría central, marciano, en su esquema del Planetario, mientras que el par Luna-Marte se encuentra evacuado de la estructura. Esta inconsecuencia se encuentra en el nivel de las fórmulas condicionalistas, ya que el R se sustituye por el T (y recíprocamente) en los cuatro primeros pares, mientras que Marte (que sería Ee) se opone a una Luna que sería globalmente RET. Para la Luna, han sido propuestas otras fórmulas por Nicola desde 1964 en diversos intentos, sin por ello llegar a resolver la dificultad.

     En realidad la Luna y Marte tienen una función privilegiada: la Luna porque es el único satélite de la Tierra, y Marte porque este planeta es el hermano gemelo de la Tierra. Por tanto, hay que considerar al uno y al otro como una pareja dialéctica, el primero como el centro de inhibición del Planetario, el segundo como su centro de excitación. La fórmula lunar admite dos soluciones: la de una globalidad indiferenciada y afectiva (Luna "venusina") y la de una organización total que engloba todas las perspectivas (Luna "saturnina"). Igualmente la fórmula marciana admite dos posibilidades: la fuerza bruta de lo real (Marte "jupiteriano") y la fuerza de integración y de compromiso de cara a lo real (Marte "neptuniano").

 

El Planetario según Patrice Guinard (1993)

UNICIDAD
DUALIDAD
MULTIPLICIDAD
Uno SOL
Identificación
JÚPITER
Simplificación
URANO
Unificación
Dos VENUS
Disociación
LUNA (U-D) Indiferenciación & Potencialización
MARTE (D-M) Confrontación & Integración
NEPTUNO
Asociación
Varios MERCURIO
Dispersión
SATURNO
Complicación
PLUTÓN
Sobrediferenciación

 

4. Arquetipología planetaria

"Diez Sephiroth inexorables: surgen en un abrir y cerrar de ojos; operan eternamente." (Sepher Yetsira, I.6)
 

     Las fórmulas "ontológicas" planetarias, "trascendencia de las representaciones" o "trascendencia de la apariencia" o "potencialización de las apariencias", o incluso "emanación de las representaciones" para Mercurio, son el resultado de una aplicación de los ternarios ontológicos al sistema planetario. Las fórmulas neurológicas, "descenso brutal de excitabilidad (y difusión periférica)" o "paso de una fuerte excitabilidad a una excitabilidad débil" para Mercurio, resultan de analogías neurológicas que piden ser corroboradas por la investigación científica. Los principios planetarios, "transformación de lo único en múltiple" o "dispersión para Mercurio, resultan de una formalización cuantitativa de los registros de la excitabilidad.



Anatomía de las funciones planetarias


     Así, el Planetario admite 3 niveles de lectura inscritos en el ternario ontológico (Primeridad, Segundidad, Terceridad). Lo real no es más E, que R o T, por emplear los términos de Nicola. La Tríada ontológica admite precisamente 3 niveles de realidad. Y existen 3 maneras de darse cuenta de ello. Esta triple modelización es susceptible de encontrar los "significados", cualidades y valores generalmente atribuidos a los planetas por los astrólogos.
 

SOL = Identificación
 
  • principio: permanencia de lo único
  • fórmula neurológica: mantenimiento de una excitabilidad fuerte
  • fórmula existencial: imaginación radiante
  • acciones asociadas: irradiar, vitalizar, exaltar, soñar, perpetuar, reproducir, imitar.
Sol = Identificación

"Quédate donde estás y mira girar el mundo." (Henry Miller, Big Sur)

     Lo real es límpido y transparente. Es lo que parece ser: un sueño que se perpetúa en la evidencia de su apariencia. Las cosas son lo que son: es inútil y vano el buscar transformarlas, actualizarlas o demostrarlas. Una fe inquebrantable dirige la acción y anima la consciencia. Lo solar se adhiere a las costumbres, a las convenciones y a los usos colectivos por respeto a normas y a valores sociales, y también por un juicio de valor afectivo de conveniencia. Le gusta jugar el rol de animador en el seno de una comunidad, y colocarse la función del centro radiante sin buscar el imponer a quien sea el conocer su naturaleza, ya que él conoce por instinto la invariabilidad de la naturaleza humana.
 

VENUS = Disociación
 
  • principio: transformación de lo único en dual
  • fórmula neurológica: descenso del nivel fuerte de excitabilidad
  • fórmula existencial: preferencia afectiva
  • acciones asociadas: amar (y odiar), desear (y temer), atraer (y rechazar), desdoblarse, emparejar, acordar, compartir.
Venus = Disociación

"Entre los objetos y los seres, ciertos están coloreados por mí. Éstos los veo. Creo en ellos."
(Jean Giraudoux, La guerre de Troie n'aura pas lieu)

     La unidad se desdobla; lo aparente se colorea; lo visible se torna tangible. Algunas imágenes dan vida al objeto deseado, el cual concuerda con el sentimiento que lo suscita. Lo real es un cuadro de figuras más o menos sobresalientes, claras u oscuras, luminosas o sombrías, límpidas u opacas. La presencia permanente del deseo implica algunas estimaciones afectivas de aceptación o de rechazo, de placer o de displacer, de atracción o de repulsión. El vínculo es exclusivo, visceral. Lo venusino sólo existe a través de la mirada del otro, de su doble, de su complementario, tangible, ideal o imaginario. Vive con él en una complicidad confiante. Se da ya que sabe compartir.
 

MERCURIO = Dispersión
 
  • principio: transformación de lo único en múltiple
  • fórmula neurológica: descenso brutal de excitabilidad (y difusión periférica)
  • fórmula existencial: movilidad intelectual
  • acciones asociadas: transmitir, comunicar, traducir, diversificar, difundir, dispersar, desmigar, informar.
Mercurio = Dispersión

"Ni los campos ni los árboles quieren enseñarme nada, pero sí los hombres que están en la ciudad."
(Sócrates, en Fedro de Platón)

     Lo real se manifiesta a través de las diversas implicaciones de las señales más visibles: proliferación de los efectos, interpretación de los datos, diversificación de las consecuencias. Las realidades más heteróclitas comunican: combinación de signos, intercambio de datos, difusión de imágenes e ideas, juegos de lenguaje, multiplicación de las relaciones, transformación de las perspectivas, circulación, transcripción, transposición. Todo informa. El mundo es el reflejo ilimitado de lo mental, un juego del espíritu consigo mismo. El intelecto asiste al resplandecimiento de la consciencia; él es esta consciencia resplandeciente.
 

JÚPITER = Simplificación
 
  • principio: transformación de lo dual en único
  • fórmula neurológica: aumento del nivel medio de excitabilidad
  • fórmula existencial: eficacia práctica
  • acciones asociadas: difundir, constatar, esquematizar, normalizar, codificar, legislar, divulgar.
Júpiter = Simplificación

"Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen. Son raros los que miran por dentro, y muchos los que se pagan de lo aparente. No basta tener razón con cara de malicia."
(Baltasar Gracián)

     Lo real se presenta bajo forma mediata: el objeto hace el signo y la palabra llama al acto. La eficacia y la prestación verbales se ilustran por medio de la disuasión y por la capacidad de legislar y de codificar lo concreto. La existencia reclama una clarificación eficaz: el fenómeno esquematizado, el acontecimiento diagnosticado, la situación reducida a sus líneas directrices. Algunas elecciones significativas orientan una actividad que se inscribe en las reglas del juego social que buscamos controlar. La experiencia se orienta hacia objetivos diversificados pero convergentes, que favorecen e incrementan el poder de acción y el disfrute de los bienes de este mundo. El jupiteriano se presenta como el garante de las relaciones entre los hombres, de su buen funcionamiento, como la autoridad moral necesaria sin la cual no hay salida para el recelo, la envidia y la suspicacia que los dividen y los desgarran.
 

LUNA = Inhibición absoluta
LUNA "estival" (imagen: luna llena) = Indiferenciación
 
  • principio: permanencia de lo único en la emergencia de lo dual
  • fórmula neurológica: implicación del nivel medio y mantenimiento del nivel fuerte de excitabilidad
  • fórmula existencial: gestación informal
  • acciones asociadas: limitar, englobar, confundir, acercar, cohabitar, esperar.
Luna (Indiferenciación)

"¿Por qué no tendernos, simplemente, bajo ese alto plátano? (...) Aquél será maestro de sí mismo y tendrá una existencia feliz, quien, cada día, podrá decir: "yo he vivido". (Horacio, Odes)

     Lo real, percibido difusamente, aparece en su globalidad, en su homogeneidad interna. Las entidades están confundidas, no demarcadas. El mundo es un continuo. Un equilibrio informal se establece en la indiferenciación de los niveles, en la anexión de la exterioridad, en la interpenetración de los mundos, en la equivalencia entre realidades de contenido variado, en la ambivalencia y la reciprocidad de lo "real" y de lo imaginario. Todo se confunde y se disipa en esta cohabitación. El dato inmediato se mezcla con los recuerdos del pasado y con las fantasías del momento. Lo lunar vive en un mundo fluido, receptivo a todas las manifestaciones, en gestación permanente, en una espera perpetua de una actualización de sus virtualidades, ya que él lleva el mundo en sí mismo.
 

LUNA "invernal" (imagen: luna nueva) = Potencialización
 
  • principio: permanencia de lo dual en la emergencia de lo múltiple
  • fórmula neurológica: implicación del nivel débil y mantenimiento del nivel medio de excitabilidad
  • fórmula existencial: formalización lógica
  • acciones asociadas: preservar, ordenar, sistematizar, pre-estructurar, repartir, distribuir.
Luna (Potencialización)

"Cuanto más perfeccionada es una ciencia, menos necesidad tiene de gruesos volúmenes, ya que sus elementos están suficientemente establecidos, podemos encontrarlo todo en ella por el auxilio de la ciencia general o del arte de inventar." (Gottfried Wilhelm Leibniz)

     Lo real es percibido globalmente, pero rigurosamente. Una lógica apriorística guía el razonamiento y reparte las entidades en la preservación de sus posibilidades latentes y de sus modalidades de articulación. Las virtualidades indiferenciadas de la Luna "estival" están ahora definidas y sistematizadas. Los elementos comparecen en el seno de una estructura preestablecida que los contiene y los dispone, o mejor: es la estructura que define los elementos. El armazón ya no está por edificar, ya que está pre-constituido, pre-colocado. De ello se deduce un conocimiento "innato", sin aprendizaje. Toda manifestación está inducida por una organización formal previa. Variaciones y movimientos se insertan en este orden definitivo. Lo lunar "invernal" no necesita referencias, ya que ya las tiene dominadas.
 

MARTE = Excitación absoluta
MARTE "primaveral" = Confrontación
 
  • principio: permanencia de lo dual en la emergencia de lo único
  • fórmula neurológica: implicación del nivel fuerte y mantenimiento del nivel medio de excitabilidad
  • fórmula existencial: dinamismo vital
  • acciones asociadas: actuar, combatir, emprender, realizar, agarrar, resistir, afirmar.
Marte (Confrontación)

"Tengo enemigos visibles e invisibles,
y no sé cuándo, ni adónde, ni en qué tiempo,
ni en qué figuras me han de acometer."

(Cervantes, Don Quijote)

     La evidencia de la existencia presiona aquí, al alcance de la mano, imperativamente. Lo real nace de una resistencia manifiesta y tangible a la consciencia. La existencia surge en toda su potencia aparente, en su verdad desnuda. El marciano se afirma afirmando el mundo. Forma cuerpo con la materia, pero esta unión es tensa, dinámica, conflictiva, ya que está llena de enemigos exteriores e interiores. Toda situación es un campo virtual de enfrentamiento, de colisiones, de choque frontal, de altercados, de antagonismos flagrantes, e induce un conflicto inmediato, inminente, permanente. ¡Poco importa lo que se deduzca de ello!
 

MARTE "otoñal" = Integración
 
  • principio: permanencia de lo múltiple en la emergencia de lo dual
  • fórmula neurológica: implicación del nivel medio y mantenimiento del nivel débil de excitabilidad
  • fórmula existencial: exigencia moral
  • acciones asocidas: implicarse, comprometerse, cooperar, organizar, adaptar, valorar.
Marte (Integración)

"El tiempo llega, el día está cerca. (...) Voy a desahogar mi furor contra ti; iré hasta el final de mi cólera contra ti, te juzgaré según tu conducta y te cargaré con todas tus abominaciones." (Ezequiel)

     Lo real resiste a la consciencia por su inmanente complejidad. Se compromete, exige una participación en vistas a su transformación. La acción se cumple, no ya en lo inmediato y al provecho del actor (Marte "primaveral"), sino debido a una exigencia que lo supera. El combate sirve para un objetivo que le trasciende. Hay consecuencias de alcance general. Es imperativo comprometerse con lo que es justo, equitativo, a pesar de la consideración de intereses personales. La voluntad se convierte en el sostén obligado de la sensibilidad, en el propósito de fomentar la autenticidad bajo todas sus formas.
 

SATURNO = Complicación
 
  • principio: transformación de lo dual en múltiple
  • fórmula neurológica: descenso del nivel medio de excitabilidad
  • fórmula existencial: investigación abstracta
  • acciones asociadas: objetivar, purificar, desapegarse, renunciar, sanear, poner a distancia, estructurar, teorizar.
Saturno = Complicación

"La nada se va, queda el castillo de la pureza". (Stéphane Mallarmé, Igitur)

     Lo real, de una complejidad extrema, reclama explicaciones nunca definitivas que se enraizan en postulados siempre cuestionados. El análisis de lo factual implica la capacidad de anticipar lo cronológico y de estructurar su experiencia. En el enredo del mundo fenomenal se transparenta un armazón, una estructura subyacente que unas leyes abstractas determinan. Todo se articula en una red de conexiones en la que cada entidad tiende a perder sus propiedades particulares. La investigación lleva a una distanciación progresiva de lo concreto. La racionalidad del mundo está en la octava de la complejidad indefinida del espíritu.
 

URANO = Unificación
 
  • principio: transformación de lo múltiple en único
  • fórmula neurológica: aumento brutal de excitabilidad (y depresion periférica)
  • fórmula existencial: emergencia individualizada
  • acciones asociadas: centrar, orientar, descubrir, hacer irrupción, surgir, conmocionar, radicalizar.
Urano = Unificación

"Si hubiera querido decir eso, lo habría dicho. (...) Cuando yo empleo una palabra, quiere decir exactamente lo que yo quiero que diga. (...) La cuestión es saber quién está destinado a ser el maestro." (Lewis Carroll, de Al otro lado del espejo)

     Lo real aparece como un conjunto de elementos dispersos, que reclama imperativamente ser ordenado. La diversidad fenomenal se organiza y se focaliza bajo los auspicios de un principio abstracto. Ésta es tomada en bloque y reducida a sus líneas de fuerza, a su naturaleza esencial. Toda experiencia concreta está sometida al imperativo de la unificación. Las fuerzas se concentran y los recursos de la voluntad se movilizan en pro de un objetivo o de un proyecto que los subsumen. La consciencia egocentrada reúne el conjunto de sus potencialidades en una orientación unilateral, en vistas a una transformación radical. El uraniano sabe reconocer y cultivar con intransigencia lo que le pertenece como propio. El poder legítimo pertenece a quien sabe captar y regular las variaciones indefinidas salidas del movimiento del mundo.
 

NEPTUNO = Asociación
 
  • principio: transformación de lo múltiple en dual
  • fórmula neurológica: aumento del nivel débil de excitabilidad
  • fórmula existencial: participación contemplativa
  • acciones asociadas: comulgar, fusionar, reunir, sensibilizar, disolver, encarnar, presentir, confiar, pacificar.
Neptuno = Asociación

"Oh buscadores de razones para marcharse a otra parte, no traficáis con una sal más fuerte cuando, por la mañana, en un presagio de reinos y de aguas muertas altamente suspendidas sobre los vapores del mundo, los tambores del exilio despiertan en las fronteras a la eternidad que bosteza sobre las arenas." (Saint-John Perse, Anabase)
 

     Lo real es un campo de correspondencias donde todo se responde, contribuye, resuena, comulga, simpatiza. La sensibilidad resulta de una contemplación activa, de una apertura a la multiplicidad de lo vivo. Lo que apenas es perceptible es sentido, lo que fluctúa imperceptiblemente es probado, gustado. Hay una profundidad más allá del dato inmediato, un halo que envuelve lo que se manifiesta, una atmósfera que acerca las realidades más dispares, un ambiente intemporal que mezcla el aquí y el allá. La indefinida presencia del mundo en sí mismo forma la consciencia. La vida es una promesa, ya que lo real no tiene límite.
 

PLUTÓN = Sobrediferenciación
 
  • principio: permanencia de lo múltiple
  • fórmula neurológica: mantenimiento de una excitabilidad débil
  • fórmula existencial: irreductibilidad instintiva
  • acciones asociadas: desestabilizar, disgregar, desmitificar, regenerar, criticar, perturbar, subvertir, relativizar.
Plutón = Sobrediferenciación

"Yo haré verso de la pura nada,
no será sobre mí ni sobre otra gente,
no será sobre amor ni sobre juventud
ni sobre nada más;
lo he compuesto durmiendo
sobre mi caballo."
(Guillermo de Aquitania)

     La extrema complejidad se mantiene. Lo real es caótico, secreto, eternamente misterioso, inaccesible, insondable, impenetrable. Se manifiesta en las profundidades de la consciencia a través de estados indefinidos, nunca verdaderamente identificables, apremiantes, indecibles. El plutoniano defiende ferozmente su integridad a pesar de la reversibilidad de los estados de consciencia y de la indeterminación del deseo. Vive en el movimiento desordenado de realidades inextricables. Percibe lo evanescente, lo inefable e improbable, más allá de las apariencias y de las trivialidades. Mantiene en sí mismo una multiplicidad de referencias en la infinita variabilidad del Ser y de los seres. El desorden es su ley, su orden, y hasta el último momento, todo es siempre posible.
 

5. La estructura del Planetario

"Una vez Yin, una vez Yan: he aquí el Tao." (I Ching)

    Los planetas se oponen por parejas: Sol (Identificación) y Plutón (Sobrediferenciación), Mercurio (Dispersión) y Urano (Unificación), Marte (Confrontación / Integración) y Luna (Potencialización / Indiferenciación), Júpiter (Simplificación) y Saturno (Complicación), Neptuno (Asociación) y Venus (Disociación).

    Podemos representar el Planetario por medio de un esquema circular, muy próximo al del T'ai Chi chino; en él aparece una zona de excitación (Sol/Mercurio/Júpiter/Neptuno) y una zona de inhibición (Plutón/Urano/Saturno/Venus), la Luna y Marte son los centros de inhibición y de excitación que permiten al Planetario regenerarse, a semejanza del T'ai Chi.

     Así, el mantenimiento de una excitabilidad fuerte (Sol), el aumento moderado de excitabilidad (Júpiter, Neptuno y Marte) y la creación de una excitabilidad generalizada y difusa seguida de la caída brutal de excitabilidad (Mercurio) son factores de excitación o de apertura. Del mismo modo, el mantenimiento de una excitabilidad débil (Plutón), el descenso moderado de excitabilidad (Saturno, Venus y la Luna) y la creación de una inhibición periférica seguida del aumento brutal de excitabilidad (Urano) son factores de inhibición o de cierre.

     Este reparto de los planetas admite algunas diferencias con el Septenario de los Griegos, ya que en este dispositivo, Saturno está considerado como un planeta "masculino" y Mercurio como un planeta neutro. En cambio, este reparto concuerda mejor con el Septenario de Kepler ya que los planetas "positivos" (Mercurio, Marte, Sol) definidos por el exceso de calor y el defecto de humedad, y los planetas "negativos" (Venus, Saturno y la Luna), definidos por el exceso de humedad y el defecto de calor, son los mismos. En cambio, Júpiter, el planeta "neutro" de Kepler, recobra el estatus de "positivo" que tenía en el Septenario griego. En cuanto a los planetas trans-saturninos, es la asimilación mitológica altamente cuestionable, la que incita a interpretar a Urano (Ouranos, el dios del Cielo) como un planeta "positivo" o "diurno", y a Neptuno (Poseidón, el regente de los mares) como un planeta "negativo" o "nocturno". Yo sostengo que la semántica que concierne a estos dos planetas, muy recientemente establecida y sobre todo por los astrólogos ingleses en el siglo XIX, está bastante sesgada por connotaciones mitológicas que no tienen razón de ser. Si el nombre de Neptuno fue dado al planeta descubierto por Herschel, yo me pregunto por las consecuencias "astrológicas" que habrían podido derivarse de ello.

     El esquema del Planetario ilustra las líneas de circulación energética desde un punto de vista global. Se articula sobre un centro invisible (la Tierra) y describe una curva de conjunto (Mercurio y Urano), dos centros periféricos (Sol y Plutón) que están en el origen dos curvas centrales (Venus/Saturno y Júpiter/Neptuno), así como dos centros internos (Marte y la Luna), centros de excitación y de inhibición absolutos. En el T'ai Chi, es gracias a estos dos centros que el Yin puede transformarse en Yan, y recíprocamente, con el fin de invertir el dispositivo energético. Así, podemos considerar que el emblema del T'ai Chi es el arquetipo de una representación de las energías planetarias, que podría ser esférica.



El PLANETARIO





     Nicola sitúa al planeta Marte en el centro de su dispositivo y hace de la Luna un planeta global. [24]  Se deduce de ello una inconsecuencia en cuanto al equilibrio de los pares planetarios: ¿Cómo Marte, cuya fórmula condicionalista es "Ee" podría ser el complementario de una Luna supuestamente "R E T"? [25]  Es lógico que el punto central de la estructura quede desocupado: éste simboliza la Tierra que es el centro de perspectiva en el principio de la diferenciación. Por otro lado, las fórmulas de las parejas planetarias, en la terminología condicionalista, oponen siempre el R al T y el T al R a través del centro de simetría E.

     Los asteroides, bien que hayan sido un antiguo planeta del que no queda más que los vestigios, o bien que se trate de un planeta que no ha llegado a formarse, pueden entrar en el Planetario bajo la forma global U M (Unidad/Multiplicidad), es decir, bajo la forma del mantenimiento simultáneo de una excitabilidad fuerte y débil, dicho de otro modo, en otro registro, como unidad y multiplicidad conjuntas. La entidad asteroidal reúne los caracteres mercuriales y uranianos propios del lenguaje, y sin querer anticiparse sobre las correlaciones elaboradas por Nicola que tienen que ver con las Edades planetarias en relación con los estados de la maduración, es patente que la adquisición del lenguaje no se sitúa en el estado mercurial, como quieren creer los condicionalestas a pesar de los hechos, sino más bien al estado asteroidal, entre 2 y 3 años (cf. thesis meae sequentiam).

     Marte y la Luna son planetas dobles y representan la excitación y la inhibición absolutas. Astronómicamente, cada uno juega un rol privilegiado en el seno del sistema solar y relativo a la tierra, la Luna en tanto que es su único satélite, Marte en tanto que es su planeta gemelo, donde la alternancia día/noche, así como las estaciones son comparables a las que están en vigor en la tierra.

     Existe pues, una Luna "venusina", "afectiva" o "estival" y una Luna "saturnina", "intelectual" o "invernal", así como existe un Marte "jupiteriano", "egocéntrico" o "primaveral", y un Marte "neptuniano", "alocéntrico" u "otoñal" para el cual, el enfrentamiento no es ya una evidencia sino un deber, el combate no es ya un reflejo sino una exigencia moral, y la lucha una vocación y no ya una simple apuesta personal. [26]

     Los planetas son puestas en estado de la energía psíquica: ellos pre-estructuran los datos inmediatos de la consciencia. Cada operador planetario establece un recorte específico del mismo continuo y orienta una perspectiva particular en la percepción de lo real. Ante una "misma" realidad, el saturnino y el solar no ven el mismo objeto, ya que están dotados de lentillas dispares. Por otro lado, "el objeto" no está forzosamente dado: es el saturnino o el solar quien suscita su objeto, quien lo hace existir en su consciencia, quien lo crea, ya que discrimina, con la ayuda de esta "lentilla planetaria", una cierta textura de lo real a la que está sensibilizado. Desde luego que la educación, la cultura y la experiencia conducen a una desensibilización y a una gestión pragmática de la percepción, pero los operadores planetarios no por ello continúan a inervar menos la consciencia. Los planetas son los elementos incitadores de las funciones psíquicas. La señal física está imperceptiblemente integrada en la consciencia. El operador planetario es una fuerza interior, una impresión, es decir, un demonio que presiona en el interior.


[1]  Paul Fraisse, Psychologie du temps, Paris, P.U.F., 1957, p.19-20 « Texto

[2]   Étienne Guillé, "De la matière à l'esprit", in Troisième Millénaire 2, 1982, p.61. « Texto

[3]   Jean-Pierre Nicola, La condition solaire, Paris, Éditions Traditionnelles, 1965, p.9. « Texto

[4]  Louis Lapicque, L'excitabilité en fonction du temps, Paris, P.U.F., 1926, p.358 « Texto

[5]   Cf. Antiochus of Athens, The Thesaurus, 1.2 (trad. ingl. Robert Schmidt, Berkeley Springs (West Virginia), The Golden Hind Press, 1994, p.5) y Claudio Ptolomeo, El Tetrabiblos, 1.7 (trad. franc. Nicolas de Bourdin (1640) revisada por René Alleau, Paris, Denoël / Culture, Arts, Loisirs, 1974, p.34). « Texto

[6]   Cf. Antiochus of Athens, The Thesaurus, 1.1 (trad. ingl. Robert Schmidt, Berkeley Springs (West Virginia), The Golden Hind Press, 1994, p.3) y Claudio Ptolomeo, El Tetrabiblos, 1.6 (trad. franc. Nicolas de Bourdin (1640) revisada por René Alleau, Paris, Denoël / Culture, Arts, Loisirs, 1974, p.32). « Texto

[7]  Cf. Claudio Ptolomeo, El Tetrabiblos, 1.5 (trad. franc. Nicolas de Bourdin (1640) revisada por René Alleau, Paris, Denoël / Culture, Arts, Loisirs, 1974, p.32) y Hephaistio of Thebes, Apotelesmatics, 1.2 (trad. ingl. Robert Schmidt, Berkeley Springs (West Virginia), The Golden Hind Press, 1994, p.25). El pasage equivalente en Antiochus no es claro en este punto. « Texto

[8]   "El calor es la cualidad de la luz en sí misma, y la humedad es la cualidad de la luz, en tanto que ésta es reflejada." (Johannes Kepler, On the more certain fundamentals of astrology (1601); tr. Mary Ann Rossi, éd. Bruce Brackenridge, in Proceedings of the American Philosophical Society 123.2, Philadelphia, 1979, tesis 21, p.93). « Texto

[9]   "For old [sic] and dryness are not positive dispositions but ones deprived of light and related life." (Johannes Kepler, On the more certain fundamentals of astrology (1601); tr. Mary Ann Rossi, éd. Bruce Brackenridge, in Proceedings of the American Philosophical Society 123.2, Philadelphia, 1979, tesis 19, p.93). Esta traducción sucede a otra, Concerning the more certain fundamentals of astrology, aparecida en New York en 1942 (Clancy Publications). « Texto

[10]   Cf. Tertius interveniens (1610), tesis 32, (in Astronomi Opera Omnia, vol. 1, éd. Christianus Frisch, Frankfurt & Erlangen, Heyder & Zimmer, 1858, p.573) y On the more certain fundamentals of astrology, tesis 24, ed. Bruce Brackenridge, p.94. « Texto

[11]  Cf. On the more certain fundamentals of astrology, tesis 30, ed. Bruce Brackenridge, p.95. « Texto

[12]  Cf. Tertius interveniens, tesis 32 (ed. Frisch, p.573), On the more certain fundamentals of astrology, tesis 24 (ed. Bruce Brackenridge, p.94), y también los análisis de Brackenridge, p.110 « Texto

[*]  Nota de la traductora: En el texto original, el autor utiliza la palabra "differen-ciel-lement" haciendo un claro juego con el propio significado de la palabra (diferencialmente), así como con los significados resultantes de separar la palabra en otras que las incluye: diferentes cielos. « Texto

[13]   Cf. mi texto: "Análisis crítico de la semiótica de Peirce y justificación ontológica del concepto de impresión" (01-2000). « Texto

[14]  La realidad del ternario podría resultar bien de las "tres funciones dunfamentales del sistema nervioso" como lo sugirió Peirce (in Collected papers, ed. Charles Hartshorne & Paul Weiss, Cambridge (Mass.), Harvard University Press, vol. 1, 1931, 1.393), bien de la estructura de la célula nerviosa (neuronas unipolares, bipolares o multipolares: cf Günter Vogel & Hartmut Angenmann, Atlas de biologie, 1967; tr fr Stock 1970; 1978, p.75), o bien de los modos de transmisión del influjo nervioso. « Texto

[15]   Maine de Biran engloba bajo el término de "hecho", es decir, realidad "para nosotros", las tres formas generales de lo que es: estados, objetos y signos. "Todo lo que existe para nosotros, todo lo que podemos percibir fuera [los objetos], sentir en nosotros mismos [los estados], concebir en nuestras ideas [los signos], no nos es dado quea título de hecho." (Essai sur les fondements de la psychologie, in Oeuvres choisies, ed. Henri Gouhier, Paris, Aubier Montaigne, 1942, p.77). « Texto

[**]  Nota de la traductora: En el texto original, el autor utiliza tres neologismos propios impressionaux, concrétaux y reflétaux, que por ser neologismos no tienen una traducción literal en español. « Texto

[16]   Jean-Pierre Nicola, Pour une astrologie moderne, Paris, Le Seuil, 1977, p.175. « Texto

[17]   Cf. mi texto "De lo Semiótico a lo Astral" (03-2000). Por otro lado, le he señalado a Nicola, desde 1980 y en diversas ocasiones, la incoherencia semántica de esta terminología, pero él no ha querido nunca tenerlo en cuenta. Dicho de otro modo: estas designaciones, aunque "discutibles", ¡no sabrían ser discutidas! « Texto

[18]   "La expericencia astrológica", "el saber de todos [los astrólogos]" (Jean-Pierre Nicola, La condition solaire, Paris, Éditions Traditionnelles, 1965, p.237). « Texto

[19]   Cf. Jean-Pierre Nicola, Ibid., p.238. « Texto

[20]   Cf. Jean-Pierre Nicola, Ibid., p.238-239 « Texto

[21]   Esta terminología ha sido esbozada en La Condition solaire en 1965 (cf. p.253-255), pero ha sido ampliamente ocultada por "el sistema R.E.T." (¡©!), a mi modo de ver, menos riguroso y con una utilización más arbitraria. « Texto

[22]   Pueden ser utilizados en la interpretación a condición de no engañarse sobre su naturaleza de no cristalizarlos como un código dogmático absoluto. « Texto

[23]   Cf. "El sistema solar". « Texto

[24]   Jean-Pierre Nicola, La condition solaire, op. cit., p.254, y Pour une astrologie moderne, op. cit., p.181 y p.183. « Texto

[25]   Nicola duda, desde su primera obra, sobre el estatus a dar a la Luna: "Su fórmula será R + E + T, es decir, la sucesión decreciente de los tres valores fundamentales." ("Harmonie du monde" in Cahiers Astrologiques 108, Nice, 1964, p.30 ; La condition solaire, op. cit., p.252). Pero: "Podemos también considerar que su situación entre los grupos R y E le valdrían las dos letras, lo que la aproximaría a Venus y a Júpiter (ER y RE)." (in La condition solaire, op. cit., p.238). « Texto

[26]   Para estas asociaciones entre signos y plnaetas, cf. thesis meae sequentiam : "los Domicilios". « Texto



Referencia de la página:
Patrice Guinard: El Planetario (Organización y Significado de los Operadores planetarios)
(version 1.1 : 11.2004)
http://cura.free.fr/esp/13planet.html
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